domingo, 20 de julio de 2025

ANTECEDENTES DE LA TEORÍA VÉCICA












ANTECEDENTES DE LA TEORÍA VÉCICA DE JORGE LIBERATI
UNA EXPLORACIÓN DE SUS RAÍCES INTELECTUALES Y CONTEXTUALES
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I. Introducción: Desvelando la 'Teoría Vécica' a través de sus Raíces.


Jorge Liberati es un filósofo, ensayista e investigador uruguayo, reconocido por sus significativas contribuciones a la filosofía del lenguaje, la lógica, la epistemología y la metafísica. Su obra se distingue por la exploración de conceptos fundamentales que a menudo se pasan por alto en el discurso filosófico convencional. 
Entre sus aportaciones más notables se encuentra la "teoría vécica", una  indagación sobre las implicaciones filosóficas de la aparentemente simple palabra española "vez" (que se traduce como 'turno', 'ocasión' o 'momento'). 

         Esta teoría propone que "vez" no es meramente un marcador de repetición temporal, sino un concepto fundamental para comprender la realidad más allá de los marcos lineales o estrictamente causales tradicionales.

            La 'teoría vécica' postula que las "instancias" (veces) no son meras ocurrencias repetitivas en un flujo continuo de tiempo, sino aspectos fundacionales y discontinuos de la realidad que revelan una verdad más profunda sobre las relaciones y un inherente "vecear" (el acto de ocurrir en instancias) en el ser. 

         Este informe tiene como propósito examinar meticulosamente la trayectoria biográfica de Liberati, su evolución intelectual y las tradiciones filosóficas y críticas contemporáneas específicas que han dado forma colectivamente a la "teoría vécica". Al hacerlo, se busca proporcionar una comprensión multifacética de los orígenes de la teoría y su contribución única al discurso filosófico.


II. Jorge Liberati: Una trayectoria biográfica e intelectual

 Jorge Liberati nació en Montevideo, Uruguay, en 1943. Su perfil lo identifica como filósofo, investigador, ensayista y profesor de literatura. Su formación académica se cimentó en la literatura, con intereses tempranos y una sólida base en lingüística y semiótica. En el ámbito profesional, dirigió los "Manuales de Literatura" para Editorial Técnica y fue un colaborador habitual de la revista "relaciones". Un detalle personal significativo que contextualiza su vida es su matrimonio con la célebre poeta e intelectual uruguaya, Idea Vilariño.

            La evolución de los intereses intelectuales de Liberati es clave para comprender la génesis de su "teoría vécica". Su trayectoria comenzó con un fuerte énfasis en la filosofía del lenguaje y la lógica, como lo demuestra su publicación de 1980, Vaz Ferreira, filósofo del lenguaje. Este trabajo temprano subraya su compromiso con una figura intelectual uruguaya central y un área fundamental de su pensamiento. Posteriormente, sus publicaciones como Lógica e incertidumbre (1988) y Fantasmas en la lógica (2002) consolidaron su enfoque dentro de una "vieja y noble reflexión metafísica" (según reseña del profesor Jorge Albistur en la revista "Brecha" del mismo año).

            Estos títulos sugieren un movimiento hacia preguntas ontológicas más profundas, incluso dentro del marco de la lógica. Obras posteriores, incluyendo El velo de la apariencia (2008) y La humanización del tiempo (2015), se caracterizan como "metafísica fuerte" (según el proffesor Agustín Courtoisie en la revista "relaciones", octubre de 2019) intrínsecamente integrada con la epistemología, la lógica y la gnoseología. Esta progresión indica el desarrollo de un sistema filosófico integral que tiende puentes entre diversas subdisciplinas.

            El pensamiento de Liberati también se destaca por extender la "filosofía de la experiencia" uruguaya al siglo actual –como lo ha señalado el profesor y magister Yamandú Acosta–, lo que sugiere una continuidad y evolución de una tradición intelectual local. Su obra más amplia incluye análisis críticos de otros destacados intelectuales uruguayos como Arturo Ardao y José Enrique Rodó, e incluso un estudio sobre Spinoza, lo que subraya su amplio compromiso con la historia filosófica.

            La relación personal de Liberati con Idea Vilariño, aunque no se presenta como una causa directa de vicisitudes personales, y que haya influido en su teoría, representa un antecedente significativo en su historia personal y que influyó en su desarrollo intelectual. Vilariño, una intelectual prominente, se dedicó profundamente a la teoría literaria, a su historia, a la filología y estructura formal del verso español, con un enfoque particular en el ritmo y la proporción como elementos fundamentales del arte y la poesía.

            Liberati, con su propia formación en lingüística y semiótica y su temprano interés en la filosofía del lenguaje, compartía este terreno intelectual. Esta confluencia de intereses, especialmente en torno a los fundamentos filosóficos del lenguaje, su estructura y su relación con la realidad (el ritmo y la proporción para ella, la "vez" y las relaciones para él), sugiere un entorno intelectual fértil para la influencia y el refuerzo mutuos. La teoría vécica, que profundiza en los aspectos no conceptuales y fundacionales del lenguaje y explora la experiencia personal mediante la "vez", guarda un paralelismo con la búsqueda de estructuras subyacentes de Vilariño, más allá de las formas superficiales. Esto pone de manifiesto que la "historia personal" en un contexto intelectual puede referirse a menudo a las relaciones y entornos intelectuales que habita la persona, más allá de los eventos biográficos singulares.

 

III. El paisaje filosófico uruguayo: contextualizando el pensamiento de Liberati

 

El siglo XX en Uruguay fue testigo de una profunda transformación en el discurso intelectual, fuertemente influido por la intensa actividad política y las divisiones ideológicas prevalecientes en América Latina, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría. El debate tradicional del siglo XIX entre el espiritualismo y el positivismo anglosajón dio paso a una lucha ideológica entre la derecha y la izquierda. La "ciudad letrada" (de Ángel Rama) adoptó progresivamente el materialismo, influido por pensadores como Marx, Durkheim y Watson, consolidando el laicismo y un espíritu científico en el ámbito académico.

            Sin embargo, el marxismo, a menudo estereotipado por la ortodoxia internacional, se esgrimía más como una acusación contra el capitalismo que como un sistema político plausible en el aquí y ahora. En este contexto, muchos intelectuales se vieron atraídos por la "acción social" y el concepto de "conciencia de clase", a veces en detrimento de una reflexión filosófica más profunda o de los principios democráticos tradicionales.

            Tras la generación del 900 y la del Centenario, las transiciones filosóficas se ralentizaron, lo que condujo a décadas de quietismo y reflexión limitada después de períodos de agitación civil. Esto generó una actitud pública simplificada y binaria, donde "todo era bueno o todo era malo" según Liberati. Observó una tendencia preocupante en el ámbito intelectual y profesional universitario, donde las especialidades se volvieron insulares, llevando a un declive en el compromiso filosófico más amplio; por ejemplo, "los juristas dejaron de ser filósofos, los notarios perdieron su cultivo lingüístico, los arquitectos dejaron de diseñar, los médicos dejaron de auscultar".

            Según Liberati, la conciencia nacional se desvió hacia la comodidad y los estereotipos tecnológicos, simplificando los problemas importantes. Tras la dictadura, si bien se revalorizó la democracia, sus fundamentos filosóficos no se exploraron en profundidad, y hubo una tendencia a externalizar la culpa en lugar de participar en una autocrítica rigurosa.

            En cuanto a la filosofía uruguaya, que alguna vez fue líder regional dentro de la prestigiosa tradición panamericana, se transformó en una "filosofía práctica", a menudo convirtiéndose en una "actividad intelectual ideologizada" que marginaba cuestiones no políticas cruciales como la desesperación, la desilusión y la angustia. La filosofía académica adoptó un "modelo denunciatorio", priorizando la toma de partido sobre la reflexión analítica, sirviendo a ideologías políticas en lugar de inspirar el surgimiento de una voluntad política autónoma.

            El resultado fue un "pensamiento débil", caracterizado por la falta de originalidad, claridad y una dependencia de referencias bibliográficas predecibles, lo que generó un impacto filosófico global mínimo.

            La obra de Liberati se presenta como una respuesta crítica directa a este declive percibido en la filosofía uruguaya. Él aboga por un retorno a una "metafísica fuerte" y a una investigación filosófica más fundamental y exhaustiva. Su concepto de "filosofía invisible" contrarresta directamente la superficialidad que observa, y busca desvelar la profundidad filosófica pasada por alto en autores cuyas contribuciones han sido descuidadas o no sistematizadas adecuadamente.

            Enfatiza la importancia de comprender cómo los individuos abordan los problemas de la vida y la necesidad de sencillez y accesibilidad en el pensamiento filosófico, contrastando con la filosofía académica "enrevesada" y "osificada" que critica. El enfoque de Liberati en la metafísica, la epistemología y la "filosofía de la experiencia" se opone directamente a la "filosofía práctica" y a la actividad intelectual ideologizada predominantes, abogando por un punto de vista filosófico más amplio, contemplativo y menos impulsado por la política.

            La teoría vécica emerge como un proyecto intelectual deliberado para revitalizar la filosofía uruguaya. En este contexto, la teoría vécica, con su profundo compromiso con el significado fundamental de "vez" y su énfasis en el orden de las relaciones sobre el de las cosas, puede interpretarse como un intento consciente de restablecer una comprensión más profunda y matizada de la realidad. Esta comprensión trasciende las dicotomías simplistas y los enfoques superficiales impulsados por ideologías que critica. La teoría representa un retorno a las preguntas ontológicas y epistemológicas fundamentales, las cuales Liberati percibe como descuidadas por la academia contemporánea.

            Por lo tanto, la teoría no es solo lo que Liberati piensa, sino por qué lo piensa: es una respuesta programática a lo que considera un estancamiento intelectual y una dirección equivocada dentro de su tradición filosófica nacional. Es un llamado a una investigación filosófica rigurosa, menos ideológica y más amplia y profunda.

 

IV. Deconstruyendo la Teoría Vécica: conceptos centrales e influencias


La teoría vécica de Jorge Liberati se construye sobre una meticulosa deconstrucción de la palabra "vez" y su concepto asociado, "vecear". Liberati analiza la etimología de "vez", rastreándola hasta el latín "vicis", que significa "turno" y "alternativa", y expande su significado para abarcar "momento" y "ocasión". A pesar de su uso común y aparentemente "sin contenido conceptual", Liberati sostiene que "vez" encierra profundos misterios filosóficos dignos de investigación. La describe como una referencia a un "tiempo sin nombre", una forma inherente al tiempo pero independiente de su flujo lineal o sucesión. Es particularmente indispensable cuando los datos espacio-temporales específicos no son relevantes, como al preguntar si uno "alguna vez" (una vez) ha escalado una montaña sin necesidad de una fecha precisa. Una característica crucial es que "una vez" no tiene partes; se concibe como un todo completo, abarcando todos los eventos subsiguientes relacionados con esa "vez" inicial. Opera dentro de límites "frecuenciales", más que de límites espaciales o temporales tradicionales.

            Central a la teoría es el concepto de "vecear" (suceder en instancias o turnos). Liberati afirma que "los hechos acaecen, en cambio las veces sobrevienen". Esto implica que "las veces constituyen el signo del tiempo, no la repetición, no la espera". Postula que en el ser mismo hay un "vecear" inherente, estableciendo una analogía con el concepto de "temporacear" de Nicolai Hartmann. Y enfatiza que no es el tiempo el que actúa sobre la conciencia, sino una cualidad intrínseca de la existencia al manifestarse en instancias discretas.

            La 'teoría vécica' se articula a través de varios conceptos clave que desafían las comprensiones convencionales de la realidad:


* Las relaciones sobre las cosas: Liberati argumenta que la ciencia contemporánea, desde la teoría de la relatividad de Einstein (que se enfoca en la relación entre los cuerpos en lugar de enfocarse en los cuerpos individuales) hasta la física cuántica (donde los componentes no pueden describirse por separado), el genoma humano (una red de acciones) y el sistema inmunológico (una red de enlaces), nos ha familiarizado cada vez más con "las relaciones más que con las cosas". Esta perspectiva relacional se extiende a los momentos en el tiempo, que están fuertemente vinculados al todo, aunque sea imperceptiblemente.


* "La esencia es el accidente": Este concepto paradójico sugiere que el verdadero conocimiento y la destreza, como la de un artesano hábil, no se derivan de la cantidad de veces que se realiza una tarea, sino de instancias únicas. Desde esta perspectiva, los accidentes configuran la fuente de las destrezas, de los recursos personales y del saber cotidiano y funcional, lo que implica que el "qué" de una cosa es inseparable del "cómo" y del "cuándo" dinámicos.


* La dignidad de los fundamentos: Liberati conecta el concepto de "vez" con la "dignidad de los fundamentos", haciendo referencia al principio de Nicolai Hartmann de que un ser superior depende de uno inferior, pero un ser inferior no depende de uno superior. Aplicado a la vida, esto sugiere que sus desarrollos se basan en aspectos fundamentales e "inferiores", que sirven como bases fundacionales en lugar de una progresión jerárquica y secuencial.

* La naturaleza no secuencial de las "veces": Aunque las "veces" pueden aparecer en serie, Liberati enfatiza que esta serie es inherentemente discontinua. No son momentos continuos sino "actos" o fechos discretos. Esto desafía la causalidad lineal tradicional y sugiere que la verdadera certeza solo puede surgir cuando las cosas "se escurren" (se nos escapan de las manos), lo que implica una realidad dinámica, elusiva e inasible.


La siguiente tabla resume los conceptos clave de la teoría vécica y sus implicaciones filosóficas. Esta organización facilita la comprensión de las ideas abstractas y complejas, proporcionando una visión estructurada de los principios centrales de Liberati y su impacto en la comprensión de la realidad.

 

Tabla 1: Conceptos clave de la Teoría Vécica y sus implicaciones filosóficas:



CONCEPTO

 

DEFINICIÓN/EXPLICACIÓN

IMPLICACIÓN FILOSÓFICA

Vez

Del latín "vicis" (turno, alternativa); se expande a momento, ocasión. Es un "tiempo sin nombre", un todo sin partes, con límites "frecuenciales".

 

Desafía la concepción lineal y continua del tiempo, sugiriendo una realidad compuesta de instancias discretas y no secuenciales.

 

Vecear

 

 

El acto inherente en el ser de manifestarse en instancias o turnos. "Los hechos acaecen, en cambio las veces sobrevienen."

Implica que el tiempo no es un agente, sino que las cosas tienen una cualidad intrínseca de ocurrir en "veces" discontinuas, revelando una verdad más profunda del ser.

Relaciones sobre las cosas

La realidad se comprende mejor a través de las interconexiones y redes (ej. física cuántica, genoma) que de entidades aisladas y divisibles.

 

 

Desplaza el foco ontológico de las sustancias individuales a las dinámicas de interdependencia, sugiriendo que la verdad reside en los enlaces y no en los componentes separados.

La esencia es el accidente

El conocimiento y la destreza se derivan de las instancias únicas y dinámicas de la experiencia, no de la mera cantidad o repetición.

 

Propone que la comprensión profunda de la realidad se obtiene al abrazar lo elusivo y lo que "se escurre", donde los "accidentes" revelan verdades fundamentales.

La dignidad de los fundamentos

Principio de Hartmann: un ser superior depende de uno inferior, pero no a la inversa. Los desarrollos de la vida se basan en aspectos fundamentales e "inferiores".

Sugiere que la base de la existencia y el conocimiento reside en principios subyacentes y no jerárquicos, que son la raíz de todo desarrollo.


             La 'teoría vécica' se nutre de una rica confluencia de influencias filosóficas, lo que demuestra la metodología de Liberati de "pensar siempre con otros".


* Carlos Vaz Ferreira: La especialización de Liberati en la obra de Vaz Ferreira es una piedra angular. La "lógica crítica" de Vaz Ferreira, como la llama Liberati, buscaba liberar la lógica de la psicología y la filosofía de la metafísica, al tiempo que fue pionera en el "análisis reflexivo del significado de las frases" para desvelar aspectos ocultos del pensamiento y la intrincada relación entre lenguaje y pensamiento. Este enfoque metodológico es crucial para el análisis lingüístico y conceptual del concepto "vez" por parte de Liberati.


* Gottfried Wilhelm Leibniz: Liberati señala el uso de Leibniz de la frase "de una vez" en su descripción de las mónadas como átomos indivisibles y sin partes de la naturaleza que "sólo podían empezar o terminar de una vez". Esto se alinea directamente con la afirmación de Liberati de que "una vez" es un todo sin partes.


* David Hume: Liberati enmarca la lucha de Hume en el siglo XVIII con la causalidad como un punto donde el "fantasma" de la "vez" implícitamente se cierne. Hume postuló que nuestra idea de poder o necesidad proviene de un "hábito" formado al observar "varios casos donde los mismos objetos están siempre unidos". Liberati argumenta que los "casos" de Hume son, de hecho, "frecuencias de veces", no hechos, destacando así la naturaleza no causal y no secuencial de la "vez" como distinta de la mera repetición fáctica.


*
Arnold Geulincx y el ocasionalismo: Liberati traza un paralelismo entre "vez" y el concepto de "ocasión", particularmente a través de filósofos ocasionalistas como Geulincx, quien creía que Dios era la única causa verdadera y la voluntad humana una mera "causa ocasional". Esto refuerza la idea de "vez" como un punto donde los eventos se desarrollan, pero no necesariamente debido a una causalidad humana inherente, lo que se alinea con el concepto de la "dignidad de los fundamentos".


* Nicolai Hartmann: El concepto de "temporacear" de Hartmann es explícitamente referido por Liberati como análogo a "vecear", proporcionando un precedente filosófico para la idea de una cualidad temporal inherente y no lineal en el ser mismo. La "dignidad de los fundamentos" de Hartmann también informa directamente la visión de Liberati sobre los aspectos fundacionales de la realidad.


* José Enrique Rodó: Liberati se relaciona con la obra de Rodó, en particular con el énfasis en la "autenticidad de la idea" y el concepto de "conversión" (a diferencia de la mera convicción), haciendo eco de la noción de Ortega y Gasset de "vivir en" una creencia. Aunque no se trata directamente de "vez", esto alude al aspecto experiencial y vivido de la comprensión, que resuena con la extensión de Liberati de la "filosofía de la experiencia" y la idea de que el verdadero conocimiento proviene de las "instancias" mismas.

 

* Ciencia Moderna (Einstein, Física Cuántica, Biología): Liberati utiliza extensamente analogías de la ciencia contemporánea –como la relatividad de Einstein, la mecánica cuántica, el genoma humano y el sistema inmunológico– para apoyar su énfasis en las "relaciones sobre las cosas". Estos paradigmas científicos ilustran que la realidad es fundamentalmente relacional, en red y caracterizada por propiedades emergentes en lugar de entidades aisladas y divisibles.


            La siguiente tabla detalla las influencias intelectuales de Liberati y cómo cada una contribuye a la formación de su 'teoría vécica'. Esta representación estructurada es vital para comprender la síntesis de ideas que caracteriza su pensamiento.


Tabla 2: Influencias intelectuales de Liberati y su contribución a la Teoría Vécica

 

PENSADOR/ÁREA

INFLUYENTE

IDEA/CONTRIBUCIÓN CLAVE DE SU OBRA

CÓMO INFLUYE O RESUENA EN LA TEORÍA VÉCICA

Carlos Vaz Ferreira

"Lógica crítica", filosofía del lenguaje ordinario, "análisis reflexivo del significado de las frases".

Proporciona el rigor metodológico para analizar el lenguaje y desvelar verdades ontológicas ocultas en palabras comunes como "vez".

Gottfried Wilhelm Leibniz

Concepto de mónadas como unidades indivisibles que "empiezan o terminan de una vez".

Su uso de "de una vez" valida la idea de Liberati de "una vez" como un todo sin partes, fundamental para la concepción de "vez".

David Hume

La idea de causalidad como "hábito" derivado de la observación de "varios casos" unidos.

Liberati reinterpreta los "casos" de Hume como "frecuencias de veces", lo que subraya la naturaleza no causal y no secuencial de la "vez" en la formación de conceptos.

Arnold Geulincx & Ocasionalismo

Dios como la única causa verdadera, la voluntad humana como "causa ocasional".

Refuerza la noción de "vez" como un punto donde los eventos se desarrollan sin una causalidad humana directa, alineándose con la "dignidad de los fundamentos".

Nicolai Hartmann

Concepto de "temporacear" (análogo a "vecear"); "dignidad de los fundamentos" (inferioridad como base).

Proporciona un precedente filosófico para la idea de una cualidad temporal inherente y no lineal en el ser, y para la importancia de los aspectos fundacionales de la realidad.

José Enrique Rodó

Énfasis en la "autenticidad de la idea" y la "conversión" (vivir en una creencia).

Resuena con el aspecto experiencial y vivido de la comprensión, sugiriendo que el conocimiento profundo proviene de la inmersión en las "instancias" mismas.

Ciencia Moderna (Einstein, Cuántica, Biología)

Teoría de la relatividad, mecánica cuántica, genoma como red, sistema inmunológico como red de enlaces.

Ofrece analogías que respaldan la primacía de las "relaciones sobre las cosas", ilustrando que la realidad es fundamentalmente relacional, en red y emergente, no reducible a entidades aisladas.


            La teoría vécica se erige como un puente metafísico entre el lenguaje, la experiencia y la realidad, desafiando la epistemología convencional. La formación lingüística y semiótica de Liberati no es solo una base disciplinaria, sino una lente metodológica. Al elevar una palabra común y "no conceptual" como "vez" a un concepto filosófico central, demuestra cómo un análisis profundo del lenguaje puede descubrir profundas comprensiones metafísicas. Su crítica a la inducción, al reinterpretar los "hechos" como "frecuencias de veces", implica un defecto fundamental en nuestra comprensión convencional de la causalidad y el tiempo, sugiriendo que esta se construye sobre una interpretación superficial de los datos empíricos.

            Al conectar "vez" con las luchas filosóficas históricas (Leibniz, Hume, los ocasionalistas), Liberati argumenta que este aspecto "invisible" de la realidad siempre ha estado implícitamente presente en el discurso filosófico, aunque sin nombre o malinterpretado. Los conceptos de "vecear" y de las "cosas que se escurren de nuestras manos" pero que, sin embargo, "alientan alguna certeza" sugieren que la verdadera comprensión requiere abrazar la naturaleza discontinua, relacional y elusiva de la existencia, en lugar de imponer marcos rígidos, lineales o únicamente causales. En consecuencia, la 'teoría vécica' propone un nuevo marco epistemológico y ontológico. Argumenta que una comprensión más profunda de la realidad exige ir más allá de un enfoque en "cosas" estáticas y "hechos" aislados para aprehender las "relaciones" subyacentes y las "instancias" discretas ("veces"). Esto representa una reevaluación radical de cómo percibimos y conceptualizamos el tiempo, la causalidad e incluso la naturaleza del propio conocimiento, sugiriendo que las verdades más profundas se encuentran a menudo en los aspectos "invisibles" o pasados por alto del lenguaje y la experiencia vivida. Es una consecuencia directa de su formación lingüística combinada con una fuerte inclinación metafísica, con el objetivo de refundar la epistemología en un nivel más fundamental.

 

V. Intersecciones: Cómo el contexto y los antecedentes informan la Teoría Vécica


La teoría vécica no es un desarrollo aislado, sino la culminación de la formación del autor, su crítica al entorno filosófico y su metodología única. Sus estudios en lingüística y semiótica le proporcionaron el rigor analítico necesario para diseccionar la palabra "vez" y revelar sus profundidades filosóficas ocultas, demostrando cómo las estructuras lingüísticas ocultan verdades ontológicas.

            El profundo compromiso con Carlos Vaz Ferreira, un filósofo reconocido por su "filosofía del lenguaje corriente" y su método de análisis de los "aspectos ocultos del pensamiento" dentro del lenguaje, informa directamente su enfoque. Este linaje metodológico es evidente en su capacidad para extraer un significado profundo de una palabra aparentemente mundana como "vez", lo que se alinea con su proyecto más amplio de "filosofía invisible".

            La 'teoría vécica' sirve como un ejemplo primordial de la metodología única: utilizar el análisis lingüístico meticuloso como una puerta de entrada a las comprensiones metafísicas, pasando así sin problemas de la estructura del lenguaje a la estructura subyacente de la realidad. La aguda crítica de Liberati del "pensamiento débil" y de la "filosofía práctica ideologizada", prevalecientes en el Uruguay contemporáneo, es un antecedente crucial de su trabajo teórico.

            Percibe esta tendencia como un abandono de la investigación filosófica fundamental en favor de la conveniencia política o proselitista. La teoría vécica, con su profunda exploración de las implicaciones metafísicas de "vez" y su insistencia en las "relaciones sobre las cosas" y la "dignidad de los fundamentos", se erige como un esfuerzo deliberado para reintroducir la "metafísica fuerte" en el discurso filosófico.

            Al centrarse en la naturaleza fundacional y discontinua de las "veces", Liberati desafía directamente la superficialidad, la linealidad y los sesgos ideológicos del pensamiento contemporáneo, abogando por un retorno a una comprensión más profunda e intransigente de la existencia que trascienda las agendas estrechas. El enfoque filosófico más amplio de Liberati, que incluye "pensar siempre con otros" y la "filosofía invisible", moldea intrínsecamente la teoría vécica. El principio de "Pensar siempre con otros" (atribuido a Liberati por Agustín Courtoisie) no es meramente un ideal colaborativo, sino una estrategia metodológica central para Liberati. Él se involucra activamente con una vasta gama de autores, tanto canónicos como marginados, para construir su propia metafísica única. La teoría vécica es un testimonio de este enfoque sintético, en tanto extrae conocimientos de diversos pensadores (Leibniz, Hume, Hartmann, Vaz Ferreira) para forjar un marco filosófico coherente y original. El concepto de "filosofía invisible" se aplica directamente a su análisis de "vez", una palabra cuyo profundo significado filosófico, argumenta, ha sido "no visto por sus comentaristas". El trabajo de Liberati, por lo tanto, funciona como un acto de "rescate", sacando a la luz estas vetas filosóficas pasadas por alto.

            Además, su compromiso con la sencillez y la accesibilidad en la presentación de ideas complejas asegura que la teoría vécica no sea un ejercicio académico abstracto. En cambio, busca conectar con "problemas actuales" e iluminar "cómo conocemos en la vida", haciendo que las profundas comprensiones filosóficas sean relevantes y comprensibles para una audiencia más amplia.
            La teoría vécica es una manifestación de la metodología filosófica programática de Liberati. Los principios metodológicos que él enuncia –"pensar siempre con otros" y la búsqueda de la "filosofía invisible"– no son solo ideales abstractos; están demostrablemente encarnados y operacionalizados dentro de la teoría vécica. Su análisis detallado de "vez" implica un profundo compromiso histórico con la forma en que los filósofos, desde Leibniz hasta Hume y los ocasionalistas, han lidiado con conceptos relacionados como "ocasión" o causalidad. Él está, literalmente, haciendo visibles hilos filosóficos "invisibles" al mostrar cómo el concepto de "vez" estuvo implícitamente presente en estos debates históricos, incluso si no fue nombrado.

            Además, su fuerte crítica a la filosofía uruguaya contemporánea por su falta de originalidad, su captura ideológica y su incapacidad para abordar preguntas fundamentales, motiva directamente su propio proyecto. La teoría vécica es la solución que propone, una forma de restablecer una metafísica que profundiza en conceptos fundacionales que desafían las visiones simplistas y lineales de la realidad.

            En suma, la teoría vécica es más que un conjunto de ideas filosóficas; es una aplicación práctica y un ejemplo primordial de la metodología filosófica única de Liberati. Sirve como una teoría programática, demostrando con el ejemplo de qué manera debería llevarse a cabo la filosofía: profundizando rigurosamente en los matices lingüísticos y conceptuales pasados por alto, comprometiéndose con la tradición filosófica histórica de una manera no dogmática y sintética, y, en última instancia, buscando desvelar verdades más profundas y fundamentales sobre la realidad que trascienden las modas intelectuales contemporáneas o las agendas políticas estrechas. Es una filosofía que ejecuta sus propios principios.

 

VI. Conclusión: La contribución única de Liberati a la investigación filosófica

La teoría vécica de Liberati representa la culminación de su formación, su aguda crítica al panorama filosófico contemporáneo y su enfoque metodológico distintivo. Su formación fundacional en lingüística y semiótica, junto con su profundo interés en la filosofía del lenguaje, le proporcionaron las herramientas analíticas precisas para diseccionar la palabra "vez" y desvelar sus profundidades metafísicas ocultas.

            Su compromiso crítico con la trayectoria de la filosofía uruguaya, particularmente su observación de su declive hacia el "pensamiento débil" y la "filosofía práctica ideologizada", impulsó su determinación intelectual para ofrecer una teoría fundamental y revitalizadora. Aunque las fuentes no vinculan explícitamente los rasgos de su biografía con su teoría, su significativa relación personal con Idea Vilariño, una colega intelectual profundamente interesada en las estructuras subyacentes del lenguaje y la estética, probablemente fomentó un rico ambiente intelectual propicio para sus indagaciones únicas sobre conceptos fundamentales.

            En última instancia, la teoría vécica se erige como la culminación del rigor académico de Liberati, su evaluación crítica de las tendencias filosóficas contemporáneas y su profundo y sintético compromiso con la historia de las ideas, todo ello filtrado a través de su distintivo enfoque metodológico de "filosofía invisible" y "pensar siempre con otros".

            Su teoría ofrece una profunda reevaluación de conceptos filosóficos fundamentales como el tiempo, la causalidad y la naturaleza de la realidad. Desplaza el enfoque de las "cosas" estáticas a las "relaciones" dinámicas y a las "instancias" discontinuas. Al desafiar el pensamiento lineal convencional y el razonamiento inductivo, Liberati propone que la verdadera certeza y una comprensión más profunda pueden residir en abrazar los aspectos elusivos, fundacionales y relacionales de la experiencia, en lugar de marcos conceptuales rígidos.

            En un panorama filosófico más amplio, la obra de Liberati, ejemplificada por la teoría vécica, representa un esfuerzo significativo y oportuno para revitalizar la investigación filosófica en Uruguay y más allá. Sirve como un argumento convincente para un retorno a las preguntas metafísicas y epistemológicas fundamentales, presentadas con rigor intelectual y accesibilidad.


 

 


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